
29 de Enero, 2004
Pianista, arreglador se hizo "a pulso"
Pedro Mesías, pianista, arreglador que recorrió el mundo como músico de Naty Mistral, Alfredo Sadel y Leo Marini. Puede atestiguar de las colosales orquestas de décadas pasadas y del montaje de la primera comedia musical hecha en Chile. El 2003, el musicólogo Juan Pablo González le encomendó los arreglos del espectáculo "Días de radio en Chile: Música y baile de 1940" (un homenaje a la radiofonía presentado por un elenco de la Universidad Católica), el trabajo le vino como anillo al dedo a Mesías, que tiene experiencia en el rubro, pero como ese tipo de eventos no son la tónica en la escena rápidamente volvió a dar clases particulares de música, como lo hizo con C- Funk (Cristián Moraga) de Los Tetas.
Pedro Mesías Campos nació el 3 de enero de 1926, es Profesor de Música, pianista, director de orquesta y arreglista orquestador. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Chile y se perfeccionó en Argentina. Fue Director de la Orquesta de la Radio Corporación durante siete años. Compuso y dirigió la música para cinco Clásicos Universitarios. Grabó y orquestó obras para los sellos Odeón y RCA Víctor. Durante varias temporadas trabajó junto al Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, concretó giras por Argentina, Perú y México. Se radicó en Argentina donde fue músico de las radios Belgrano y el Mundo, además, fue director de orquesta de la confitería Goyesca de Buenos Aires y pianista de Leo Marini. Más tarde, emigró a México y actúo como pianista de Pedro Vargas, Angélica María, Katherina Valente, Libertad Lamarque, Antonio Prieto y Lucho Gatica. En el año 1971, obtuvo el primer lugar como arreglista y director de orquesta del festival OTI de México, y en 1976 ganó el trofeo como mejor director de orquesta en el Festival Internacional de la Voz y la Canción de Puerto Rico. También vivió en España, donde actuó como pianista de Rocío Jurado y Nati Mistral. Luego, se radicó en New York y fue pianista y director de la orquesta en el "Chateau Madrid", y músico en el Hotel "Desert Inn" en Las Vegas.
Dejó Estados Unidos para establecerse en República Dominicana por dos años, actuando como solista en piano en el Hotel "Casa de Campo" de la cadena Gulfand Westem. Luego, siguió rumbo a Venezuela para laborar como pianista exclusivo del gran tenor Alfredo Sadel, con quien realizó giras dentro y fuera del país además de una gran cantidad de grabaciones. Estuvo en Perú, Paraguay, Brasil, Ecuador, Colombia, Cuba, Panamá, Las Bahamas, Costa Rica, Puerto Rico. Hace siete años regresó a Chile, donde acompañó a la cantante y actriz Carmen Barros en conciertos en Instituto Cultural de Providencia, Corporación Cultural de Las Condes, Casona de las Condes, Biblioteca Nacional, como en grabaciones de música chilena para el sello Alerce. También en Chile, durante tres años dirigió su orquesta en el Music Hall "La Cucaracha". Escribió los arreglos de obras de Astor Piazzolla y de The Beatles para ser interpretados por la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal. En septiembre de 2002, confeccionó los arreglos musicales y dirigió la orquesta en "La Pérgola de las Flores" por encargo de la Municipalidad de Santiago, esa vez la obra se presentó en la Plaza de Armas de Santiago.
En el 2003 hizo los arreglos de "Días de radio en Chile: Música y baile de 1940”, un trabajo impulsó por el musicólogo Juan Pablo González cuyo montaje estuvo a cargo de un elenco de al Universidad Católica. “Fue una maravilla”, dijo Mesías luego de la presentación “Días de radio….”, pero pronto regresó a dar las clases de piano. Lo hacen vibrar los espectáculos en vivo. Revive, y añora el tiempo de las grandes orquestas. “Ahora ya no existen tanto los arregladores, la tecnología cambió las cosas. Ahora se arregla para teclado, eso no es lo mismo que tener la orquesta”, dice.
- ¿Qué comedias musicales recuerda haber arreglado?
- Dos comedias musicales en México, una fue “La novicia rebelde, hice las orquestaciones porque desde Estados Unidos no las mandaban; y otra fue “La ilustre fregona”, una pieza original de México basada en una novela de Miguel Cervantes y Saavedra. Acá hice un arreglo que no se llegó a tocar como era, tenía 15 músicos y por problemas se hizo con nueve, y al final los arreglos no sonaron como los había escrito y tuve que sentarme en un piano, además del piano de la orquesta, para suplir los instrumentos que faltaban.
- ¿Le gusta ese género musical?
- Sí, me atrae mucho la comedia musical, como pianista me gusta acompañar a cantantes. Cuando comencé en la música popular me tocó empezar a tocar tangos y mis primeros arreglos fueron de tangos. Un momento especial de mi carrera fue el trabajo junto al venezolano Alfredo Sadel, un ídolo pero ídolo con mayúscula tanto de ópera como música popular. Durante algunos años fui su maestro exclusivo. Me pagaba cantara o no.
- ¿Alguna vez existieron grandes shows en Chile?
- Claro, no es como ahora que no hay nada. Antes había grandes shows, y también venían muchos de afuera. No se usaba ese casetito con el minidisc ni nada de eso, los músicos teníamos que acompañar a los artistas. Tuve la suerte de de dirigir orquestas y acompañar a muchos artistas.
- ¿Qué comedias musicales influyeron en Chile?
- “Hello Dolly”, “La novicia rebelde”, My first lady”, “South pacific”. La comedia musical es un desafío porque se tiene que cantar, bailar y ser actor más que cantante. Muchas de estas obras se han llevado al cine. La comedia musical tiene que tener buenas orquestaciones. Me tocó trabajar dos en México, y cada una la hacía con 30 músicos, fue algo bien completo. Lo ideal para una orquesta de este tipo es trabajar con 30 músicos.
- ¿Qué recuerda de los años de “La pérgola de las flores”?
- En aquellos años la música no estaba separada de lo que pasaba en la calle. Hay obras que vienen con un sello especial. Esta obra venía así, se cantaba de memoria. Cuando la presentamos hicimos giras, fuimos a México a Buenos Aires, donde se presentaba se llenaba, salvo en Antofagasta, que no llenamos el teatro porque quien vendía los boletos los guardó por error. "La pérgola ..." es una obra privilegiada, de esas que hay una cada cien años. Se nota que el pueblo la quiere.
- ¿Cuál fue la primera comedia musical chilena?
- Antes que “La pérgola de las flores” hubo otra obra que no tuvo tanto impacto, una obra un poco más fina, no tan popular, que presentó en 1958 el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, se llamó “Esta señorita Trini” que era como una opereta más refinada que “La Pérgola…”. La comedia musical nació de la opereta. Las operas son dramas donde no hay parlamento. La opereta es liviana un poco jocosa, de carácter más popular. "Esta señorita Trini" de Luis Alberto Heiremans fue la antesala de “La pérgola de las flores”( estrenada en 1960) con texto de Isidora Aguirre y música de Francisco Flores del Campo.
- ¿Qué sucedió con las orquestas?
- Cuando comencé en los años cuarenta me gustaba ir a ver las orquestas a los bailes. La gente estaba ahí. Nadie hablaba. Ahora la gente se ha acostumbrado a la música envasada y todos hablan. Cuando regresé a Chile vi el teatro Bim Bam Bum me pareció tan triste porque había una orquestita de cinco o seis músicos que casi no se notaba. Quizá en el futuro sea raro ver a los músicos tocando en vivo. Hoy los artistas ya no cantan, eso es un engaño y el público lo acepta.
- ¿Cómo aprendió dirección de orquesta?
- En algunos libros y con mucha práctica.
- ¿Cuáles eran los clásicos de los cuarenta?
- En esos años el repertorio era extenso, se hacía música de distintos países, se hacía música española, brasileña. El músico tenía que estar preparado para tocar de todo. Grandes compositores de esa época fueron Cole Porter, George Gershwin, Irvin Berlin. Los tangos con grandes orquestaciones también son de esa época, y el bolero también tuvo en ese entonces un tiempo dorado.
- ¿Cómo funcionaban las orquestas de antaño?
- En ese tiempo las radios tenían orquestas, yo fui director de la orquesta estable de la Odeón, durante siete años. Según el artista que grababa veía qué se prestaba para él y cuántos músicos se necesitaban. Había dos sellos grandes en ese tiempo, RCA Victor y la Odeón. Los sellos no tenían orquestas sino que se citaban para ciertas grabaciones, tenían sus tarifados dependiendo de las piezas que se grababan, eso regulado por el sindicato.
- Tenían resguardos…
- Sí, claro. Recuerdo que cuando era director de la orquesta de confitería Goyesca de Buenos Aires una tarde estábamos ensayando y llegan unos oficiales de policía para clausurar el local porque no cumplían con el 50 por ciento de difusión la música nacional, y esto fue en el año 1952, en la principal confitería de Buenos Aires, y clausuraron el local, es decir, apoyaron a los autores nacionales. Acá todo lo que sea importado se dice que es bueno, eso siempre ha sido así.
- ¿Qué haría falta?
- Lo principal es que haya apoyo de las autoridades. Acá los extranjeros pueden venir y trabajar y cobran sin pagar ni un impuesto, porque vienen de turistas.
- ¿Cómo explica el florecer de tantas orquestas en aquellos años?
- Como no existía la televisión la gente que quería divertirse tenía que salir.
- ¿Por qué decayeron?
- Una cosa que fue en contra de nosotros son los instrumentos electrónicos, que pueden suplir una orquesta entera con un teclado. Ocurrió algo parecido en la época de mi padre, que era antiguo y tocaba en el cine mudo. Ahí había mucho trabajo, y cuando llegó el cine sonoro quedó la tendalada de cesantes. Pasaron cosas terribles. Hubo músicos que dijeron: “Nunca más toco un instrumento”.
- Usted acompañó a muchos artistas como la Mistral o Marini. ¿Qué significa para usted acompañar musicalmente?
- El acompañamiento es como un marco para un cuadro.
- ¿Qué se puede definir como música chilena?
- La música chilena es nuestra música folclórica, la música escrita por autores chilenos. Hay muchos y muy buenos, y debería haber más y mejores, también.
-¿Qué evalúa cuando ve un grupo actual?
- Los grupos modernos no los entiendo mucho, es otra cultura musical.
- ¿Tuvo dificultades para acostumbrarse en tantos países?
- Viví dos años y medio en República Dominicana, y el sindicato no me quería dejar trabajar hasta que tuviera seis meses de residencia en el país. Y para qué le cuento lo que me costó México. Me fui con el teatro Ensayo de la Universidad Católica y me quedé y vivir ahí diez años, me dejaron quedarme pero para pertenecer al sindicato debía cumplir con el pago de la suma durante seis meses y no podía tomar un trabajo que pudiera hacer un mexicano. Ahí mi primer trabajo fue acompañar a una orquesta norteamericana donde había dos pianistas. Podía grabar pero no podía cobrar nada más que mis arreglos y no la tarifa de director. Argentina era el único país que no era difícil para ir, aunque las medidas fueron cambiando con el tiempo. Estoy hablando de los años cincuenta, de Perón. La música se ha puesto difícil.
- ¿Le ha costado adaptarse a Chile nuevamente?
- Me encanta mi país, pero también he encontrado muchas desilusiones, la gente no es la misma. Estuve 24 años fuera. Este país ya no es como era, por ejemplo, en cuanto a educación. Lo extraño es que cuando está fuera dice: ah no, esto no es como Chile y cuando llega se desilusiona. Acá no hay respeto, no respetamos a los próceres, ni a nuestra religión. Acá es muy insolente la gente. En Venezuela la gente mayor no era tan educadita, porque según se decía se cayeron del cocotero al Cadillac pero la juventud era más preparada, en Chile ocurre todo lo contrario. No lo digo por todos, pero es lo que veo.
- ¿Para qué volvió?
- Quería venir a Chile a enseñar mis experiencias de lo tanto que caminé. Me gusta enseñar a los muchachos para que no tengan que hacerse a pulso, como se tuvo que hacer uno, porque no había nadie que enseñara música popular. Comencé a estudiar orquestación con los libros clásicos de Rimsky Korsakov. Ahora hay libros que enseñan esta materia. En esos años se escribía y se iba descubriendo ahí, luego se hacía la crítica. Lo que quiero enseñar es lo que hice. Me gustaría tener bastantes alumnos para dejarles los conocimientos que tengo.
Comedia (Musical)
De vez en cuando algún creador anuncia su devoción por la comedia musical, y sin ir muy lejos, Antonio Skármeta cuando recibió el Premio Planeta dijo que quería escribir una comedia musical. Hay quienes aluden que la comedia es “perfecta” para las épocas represivas, porque contiene todos los ingredientes para manifestarse; involucra teatro, canto, danza. Según Leonard Bernstein lo que define a la comedia musical es el jazz. Sin jazz no sería lo que es sino otra cosa. Es una expresión que tiene tantas variantes como sitios donde se cultiva y Chile también tiene sus honrosos ejemplares.
Se definen como comedias desde “La ópera de dos centavos” de Bertold Brech un vodevil francés, una zarzuela hasta un sainete argentino. Ejemplares de esta son: "Chicago” (filme que retrae el montaje de Liza Minelli en "Cabret, llevado a la pantalla por Bob Marshal), "Everyone says i love you" (Woody Allen), las animaciones de Disney, "La novicia rebelde", "Top hat", “A chorus line”, “New York, New York” (Martin Scorsese), “All tha’s jazz”, “Moulin rouge, “Roxanne’’, “Jesucristo super star”, “Evita” y “Amor sin barrera”; eso sin olvidar a los padres del rock, The Beatles, que cambiaron el curso de la historia con “Qué noche la de aquel día!”, una grandiosa comedia de aventura rock and roll realizada en Gran Bretaña en 1964 además de las clásicas “Hello Dolly” y “My first lady”
En Chile la ruta se inicia con “Esta señorita Trini" y la archiconocida “Pérgola de las flores”.
(Entrevista realizada por: Milena Bahamonde)
Pianista, arreglador se hizo "a pulso"
Pedro Mesías, pianista, arreglador que recorrió el mundo como músico de Naty Mistral, Alfredo Sadel y Leo Marini. Puede atestiguar de las colosales orquestas de décadas pasadas y del montaje de la primera comedia musical hecha en Chile. El 2003, el musicólogo Juan Pablo González le encomendó los arreglos del espectáculo "Días de radio en Chile: Música y baile de 1940" (un homenaje a la radiofonía presentado por un elenco de la Universidad Católica), el trabajo le vino como anillo al dedo a Mesías, que tiene experiencia en el rubro, pero como ese tipo de eventos no son la tónica en la escena rápidamente volvió a dar clases particulares de música, como lo hizo con C- Funk (Cristián Moraga) de Los Tetas.
Pedro Mesías Campos nació el 3 de enero de 1926, es Profesor de Música, pianista, director de orquesta y arreglista orquestador. Estudió en el Conservatorio Nacional de Música de Chile y se perfeccionó en Argentina. Fue Director de la Orquesta de la Radio Corporación durante siete años. Compuso y dirigió la música para cinco Clásicos Universitarios. Grabó y orquestó obras para los sellos Odeón y RCA Víctor. Durante varias temporadas trabajó junto al Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, concretó giras por Argentina, Perú y México. Se radicó en Argentina donde fue músico de las radios Belgrano y el Mundo, además, fue director de orquesta de la confitería Goyesca de Buenos Aires y pianista de Leo Marini. Más tarde, emigró a México y actúo como pianista de Pedro Vargas, Angélica María, Katherina Valente, Libertad Lamarque, Antonio Prieto y Lucho Gatica. En el año 1971, obtuvo el primer lugar como arreglista y director de orquesta del festival OTI de México, y en 1976 ganó el trofeo como mejor director de orquesta en el Festival Internacional de la Voz y la Canción de Puerto Rico. También vivió en España, donde actuó como pianista de Rocío Jurado y Nati Mistral. Luego, se radicó en New York y fue pianista y director de la orquesta en el "Chateau Madrid", y músico en el Hotel "Desert Inn" en Las Vegas.
Dejó Estados Unidos para establecerse en República Dominicana por dos años, actuando como solista en piano en el Hotel "Casa de Campo" de la cadena Gulfand Westem. Luego, siguió rumbo a Venezuela para laborar como pianista exclusivo del gran tenor Alfredo Sadel, con quien realizó giras dentro y fuera del país además de una gran cantidad de grabaciones. Estuvo en Perú, Paraguay, Brasil, Ecuador, Colombia, Cuba, Panamá, Las Bahamas, Costa Rica, Puerto Rico. Hace siete años regresó a Chile, donde acompañó a la cantante y actriz Carmen Barros en conciertos en Instituto Cultural de Providencia, Corporación Cultural de Las Condes, Casona de las Condes, Biblioteca Nacional, como en grabaciones de música chilena para el sello Alerce. También en Chile, durante tres años dirigió su orquesta en el Music Hall "La Cucaracha". Escribió los arreglos de obras de Astor Piazzolla y de The Beatles para ser interpretados por la Orquesta de Cámara del Teatro Municipal. En septiembre de 2002, confeccionó los arreglos musicales y dirigió la orquesta en "La Pérgola de las Flores" por encargo de la Municipalidad de Santiago, esa vez la obra se presentó en la Plaza de Armas de Santiago.
En el 2003 hizo los arreglos de "Días de radio en Chile: Música y baile de 1940”, un trabajo impulsó por el musicólogo Juan Pablo González cuyo montaje estuvo a cargo de un elenco de al Universidad Católica. “Fue una maravilla”, dijo Mesías luego de la presentación “Días de radio….”, pero pronto regresó a dar las clases de piano. Lo hacen vibrar los espectáculos en vivo. Revive, y añora el tiempo de las grandes orquestas. “Ahora ya no existen tanto los arregladores, la tecnología cambió las cosas. Ahora se arregla para teclado, eso no es lo mismo que tener la orquesta”, dice.
- ¿Qué comedias musicales recuerda haber arreglado?
- Dos comedias musicales en México, una fue “La novicia rebelde, hice las orquestaciones porque desde Estados Unidos no las mandaban; y otra fue “La ilustre fregona”, una pieza original de México basada en una novela de Miguel Cervantes y Saavedra. Acá hice un arreglo que no se llegó a tocar como era, tenía 15 músicos y por problemas se hizo con nueve, y al final los arreglos no sonaron como los había escrito y tuve que sentarme en un piano, además del piano de la orquesta, para suplir los instrumentos que faltaban.
- ¿Le gusta ese género musical?
- Sí, me atrae mucho la comedia musical, como pianista me gusta acompañar a cantantes. Cuando comencé en la música popular me tocó empezar a tocar tangos y mis primeros arreglos fueron de tangos. Un momento especial de mi carrera fue el trabajo junto al venezolano Alfredo Sadel, un ídolo pero ídolo con mayúscula tanto de ópera como música popular. Durante algunos años fui su maestro exclusivo. Me pagaba cantara o no.
- ¿Alguna vez existieron grandes shows en Chile?
- Claro, no es como ahora que no hay nada. Antes había grandes shows, y también venían muchos de afuera. No se usaba ese casetito con el minidisc ni nada de eso, los músicos teníamos que acompañar a los artistas. Tuve la suerte de de dirigir orquestas y acompañar a muchos artistas.
- ¿Qué comedias musicales influyeron en Chile?
- “Hello Dolly”, “La novicia rebelde”, My first lady”, “South pacific”. La comedia musical es un desafío porque se tiene que cantar, bailar y ser actor más que cantante. Muchas de estas obras se han llevado al cine. La comedia musical tiene que tener buenas orquestaciones. Me tocó trabajar dos en México, y cada una la hacía con 30 músicos, fue algo bien completo. Lo ideal para una orquesta de este tipo es trabajar con 30 músicos.
- ¿Qué recuerda de los años de “La pérgola de las flores”?
- En aquellos años la música no estaba separada de lo que pasaba en la calle. Hay obras que vienen con un sello especial. Esta obra venía así, se cantaba de memoria. Cuando la presentamos hicimos giras, fuimos a México a Buenos Aires, donde se presentaba se llenaba, salvo en Antofagasta, que no llenamos el teatro porque quien vendía los boletos los guardó por error. "La pérgola ..." es una obra privilegiada, de esas que hay una cada cien años. Se nota que el pueblo la quiere.
- ¿Cuál fue la primera comedia musical chilena?
- Antes que “La pérgola de las flores” hubo otra obra que no tuvo tanto impacto, una obra un poco más fina, no tan popular, que presentó en 1958 el Teatro de Ensayo de la Universidad Católica, se llamó “Esta señorita Trini” que era como una opereta más refinada que “La Pérgola…”. La comedia musical nació de la opereta. Las operas son dramas donde no hay parlamento. La opereta es liviana un poco jocosa, de carácter más popular. "Esta señorita Trini" de Luis Alberto Heiremans fue la antesala de “La pérgola de las flores”( estrenada en 1960) con texto de Isidora Aguirre y música de Francisco Flores del Campo.
- ¿Qué sucedió con las orquestas?
- Cuando comencé en los años cuarenta me gustaba ir a ver las orquestas a los bailes. La gente estaba ahí. Nadie hablaba. Ahora la gente se ha acostumbrado a la música envasada y todos hablan. Cuando regresé a Chile vi el teatro Bim Bam Bum me pareció tan triste porque había una orquestita de cinco o seis músicos que casi no se notaba. Quizá en el futuro sea raro ver a los músicos tocando en vivo. Hoy los artistas ya no cantan, eso es un engaño y el público lo acepta.
- ¿Cómo aprendió dirección de orquesta?
- En algunos libros y con mucha práctica.
- ¿Cuáles eran los clásicos de los cuarenta?
- En esos años el repertorio era extenso, se hacía música de distintos países, se hacía música española, brasileña. El músico tenía que estar preparado para tocar de todo. Grandes compositores de esa época fueron Cole Porter, George Gershwin, Irvin Berlin. Los tangos con grandes orquestaciones también son de esa época, y el bolero también tuvo en ese entonces un tiempo dorado.
- ¿Cómo funcionaban las orquestas de antaño?
- En ese tiempo las radios tenían orquestas, yo fui director de la orquesta estable de la Odeón, durante siete años. Según el artista que grababa veía qué se prestaba para él y cuántos músicos se necesitaban. Había dos sellos grandes en ese tiempo, RCA Victor y la Odeón. Los sellos no tenían orquestas sino que se citaban para ciertas grabaciones, tenían sus tarifados dependiendo de las piezas que se grababan, eso regulado por el sindicato.
- Tenían resguardos…
- Sí, claro. Recuerdo que cuando era director de la orquesta de confitería Goyesca de Buenos Aires una tarde estábamos ensayando y llegan unos oficiales de policía para clausurar el local porque no cumplían con el 50 por ciento de difusión la música nacional, y esto fue en el año 1952, en la principal confitería de Buenos Aires, y clausuraron el local, es decir, apoyaron a los autores nacionales. Acá todo lo que sea importado se dice que es bueno, eso siempre ha sido así.
- ¿Qué haría falta?
- Lo principal es que haya apoyo de las autoridades. Acá los extranjeros pueden venir y trabajar y cobran sin pagar ni un impuesto, porque vienen de turistas.
- ¿Cómo explica el florecer de tantas orquestas en aquellos años?
- Como no existía la televisión la gente que quería divertirse tenía que salir.
- ¿Por qué decayeron?
- Una cosa que fue en contra de nosotros son los instrumentos electrónicos, que pueden suplir una orquesta entera con un teclado. Ocurrió algo parecido en la época de mi padre, que era antiguo y tocaba en el cine mudo. Ahí había mucho trabajo, y cuando llegó el cine sonoro quedó la tendalada de cesantes. Pasaron cosas terribles. Hubo músicos que dijeron: “Nunca más toco un instrumento”.
- Usted acompañó a muchos artistas como la Mistral o Marini. ¿Qué significa para usted acompañar musicalmente?
- El acompañamiento es como un marco para un cuadro.
- ¿Qué se puede definir como música chilena?
- La música chilena es nuestra música folclórica, la música escrita por autores chilenos. Hay muchos y muy buenos, y debería haber más y mejores, también.
-¿Qué evalúa cuando ve un grupo actual?
- Los grupos modernos no los entiendo mucho, es otra cultura musical.
- ¿Tuvo dificultades para acostumbrarse en tantos países?
- Viví dos años y medio en República Dominicana, y el sindicato no me quería dejar trabajar hasta que tuviera seis meses de residencia en el país. Y para qué le cuento lo que me costó México. Me fui con el teatro Ensayo de la Universidad Católica y me quedé y vivir ahí diez años, me dejaron quedarme pero para pertenecer al sindicato debía cumplir con el pago de la suma durante seis meses y no podía tomar un trabajo que pudiera hacer un mexicano. Ahí mi primer trabajo fue acompañar a una orquesta norteamericana donde había dos pianistas. Podía grabar pero no podía cobrar nada más que mis arreglos y no la tarifa de director. Argentina era el único país que no era difícil para ir, aunque las medidas fueron cambiando con el tiempo. Estoy hablando de los años cincuenta, de Perón. La música se ha puesto difícil.
- ¿Le ha costado adaptarse a Chile nuevamente?
- Me encanta mi país, pero también he encontrado muchas desilusiones, la gente no es la misma. Estuve 24 años fuera. Este país ya no es como era, por ejemplo, en cuanto a educación. Lo extraño es que cuando está fuera dice: ah no, esto no es como Chile y cuando llega se desilusiona. Acá no hay respeto, no respetamos a los próceres, ni a nuestra religión. Acá es muy insolente la gente. En Venezuela la gente mayor no era tan educadita, porque según se decía se cayeron del cocotero al Cadillac pero la juventud era más preparada, en Chile ocurre todo lo contrario. No lo digo por todos, pero es lo que veo.
- ¿Para qué volvió?
- Quería venir a Chile a enseñar mis experiencias de lo tanto que caminé. Me gusta enseñar a los muchachos para que no tengan que hacerse a pulso, como se tuvo que hacer uno, porque no había nadie que enseñara música popular. Comencé a estudiar orquestación con los libros clásicos de Rimsky Korsakov. Ahora hay libros que enseñan esta materia. En esos años se escribía y se iba descubriendo ahí, luego se hacía la crítica. Lo que quiero enseñar es lo que hice. Me gustaría tener bastantes alumnos para dejarles los conocimientos que tengo.
Comedia (Musical)
De vez en cuando algún creador anuncia su devoción por la comedia musical, y sin ir muy lejos, Antonio Skármeta cuando recibió el Premio Planeta dijo que quería escribir una comedia musical. Hay quienes aluden que la comedia es “perfecta” para las épocas represivas, porque contiene todos los ingredientes para manifestarse; involucra teatro, canto, danza. Según Leonard Bernstein lo que define a la comedia musical es el jazz. Sin jazz no sería lo que es sino otra cosa. Es una expresión que tiene tantas variantes como sitios donde se cultiva y Chile también tiene sus honrosos ejemplares.
Se definen como comedias desde “La ópera de dos centavos” de Bertold Brech un vodevil francés, una zarzuela hasta un sainete argentino. Ejemplares de esta son: "Chicago” (filme que retrae el montaje de Liza Minelli en "Cabret, llevado a la pantalla por Bob Marshal), "Everyone says i love you" (Woody Allen), las animaciones de Disney, "La novicia rebelde", "Top hat", “A chorus line”, “New York, New York” (Martin Scorsese), “All tha’s jazz”, “Moulin rouge, “Roxanne’’, “Jesucristo super star”, “Evita” y “Amor sin barrera”; eso sin olvidar a los padres del rock, The Beatles, que cambiaron el curso de la historia con “Qué noche la de aquel día!”, una grandiosa comedia de aventura rock and roll realizada en Gran Bretaña en 1964 además de las clásicas “Hello Dolly” y “My first lady”
En Chile la ruta se inicia con “Esta señorita Trini" y la archiconocida “Pérgola de las flores”.
(Entrevista realizada por: Milena Bahamonde)
1 comentario:
Hola, vi tu blog por casualidad, está muy interesante. Tengo un blog donde me gustaría publicar bares o pubs del mundo. Te invito a que me envíes una anegadota o recomendación de tu bar favorito con una foto para subirlo.
salud2
Tiranizan
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